En el corazón del Vaticano, la Capilla Sixtina se convierte en el escenario de uno de los eventos más esperados por millones de fieles alrededor del
En el corazón del Vaticano, la Capilla Sixtina se convierte en el escenario de uno de los eventos más esperados por millones de fieles alrededor del mundo: la elección del nuevo Papa. Un ritual cargado de simbolismo y tradición que, a través de una simple señal de humo, comunica al mundo entero el resultado de las votaciones del cónclave.
El lenguaje del humo: La “fumata”, como se le conoce en italiano, es la señal visual que indica el resultado de cada ronda de votaciones. Una fumata negra significa que no se ha alcanzado un consenso, mientras que la esperada fumata blanca anuncia que un nuevo Papa ha sido elegido.
¿Cómo se produce la fumata? La chimenea instalada en el techo de la Capilla Sixtina está conectada a una estufa especial donde se queman las papeletas de votación. Para producir el humo negro, se añaden sustancias químicas que oscurecen la combustión. En cambio, para la fumata blanca, se utilizan compuestos que aclaran el humo, haciéndolo visible como una señal de elección.
Un proceso meticuloso: Cada detalle del cónclave está cuidadosamente planificado. Desde la instalación de la chimenea hasta la preparación de las sustancias químicas, todo se realiza con precisión para garantizar que el mundo reciba una señal clara y comprensible sobre el estado de la elección papal.
Conclusión: La fumata es más que una simple señal de humo; es un poderoso símbolo de unidad y continuidad en la Iglesia Católica. A través de esta tradición, el Vaticano comunica al mundo la elección de su nuevo líder espiritual, manteniendo viva una práctica que ha perdurado a lo largo de los siglos.
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